jueves, 7 de abril de 2011

Con las puertas abiertas

Colombia entrará a dos mercados conformados por 535 millones de consumidores con alto poder adquisitivo.

Sergio Díaz-Granados, ministro de Comercio, Industria y Turismo, aún no da por enterrada la aprobación del TLC con EE.UU.

El comercio exterior del país finaliza con broche de oro esta semana. Tal como se esperaba, la Unión Europea dio el viernes su aval al acuerdo comercial que había firmado con Perú y Colombia en 2010, tras un intenso proceso de revisión jurídica. El acuerdo con el Viejo Continente entra a su punto final, restándole la traducción del texto a los 17 idiomas comunitarios, la firma final y la ratificación de su contenido por cada una de las partes.

Aunque buena parte de los gremios de la producción han estado a favor de la firma del acuerdo comercial con Europa, al momento de las negociaciones aparecieron voces discordantes. Entre ellas se resaltan las de los ganaderos, que en palabras de José Félix Lafaurie, presidente de Fedegán, dejaría a los lecheros “como los perdedores con este tratado”.

Ante estas críticas, el Gobierno se comprometió con el sector ganadero a blindar sus intereses mediante un documento Conpes.

“Esto es un buen acuerdo para el país, manejable para el sector agrícola, pero si el Gobierno y la Unión Europea cumplen con lo prometido, porque hasta ahora no hemos visto resultados tangibles. Si no se acelera el cumplimiento de esas promesas se va a dar una quiebra que dejará sin ingresos a 450 mil familias que dependen de los productos lácteos en el país”, explicó Rafael Mejía, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC).

Sin duda alguna, una buena noticia que se complementa con el anuncio emitido el martes pasado por la Corte Constitucional de Colombia, en el sentido de que el tratado de libre comercio suscrito con Canadá se ajusta a la Carta Constitucional.

Hoy, cuando está a punto de concluir el primer trimestre de 2011, el país ya tiene garantizada la entrada de sus productos a dos mercados de gran poder adquisitivo, con una preferencia por los productos nacionales (tal como lo demuestra el acuerdo para rebajar el arancel del banano nacional) y un potencial de al menos 535 millones de compradores.

“Esto se vuelve un hito para la política comercial de Colombia. También nos obliga a ponernos a tono y acertar en nuestra política de diversificación de exportaciones”, reconoce Sergio Díaz-Granados, ministro de Comercio, Industria y Turismo, quien, no obstante, reconoce que, en términos generales, queda un sabor agridulce: el tratado de libre comercio entre Colombia y EE.UU. sigue en el limbo de la agenda parlamentaria estadounidense y las preferencias arancelarias contempladas en el Atpdea (otorgadas a los países andinos por su contribución en la lucha antinarcóticos) aún tienen un alcance temporal.

“El mismo comprador estadounidense se preocupa de la incertidumbre en la relación, porque afecta los pedidos, la capacidad para celebrar nuevos contratos. Es un trauma”, añade.

Un sabor que, a final de cuentas, es más dulce que agrio. En el primer semestre del año pasado, tan pronto se finalizaron las conversaciones entre los equipos negociadores de Colombia y Canadá, el gobierno del expresidente Álvaro Uribe Vélez aseguró que el convenio comercial con sus vecinos del norte sería uno de los principales alicientes para que Washington ratificara el TLC convenido con Bogotá.

Porque más allá del acceso de las exportaciones colombianas a un mercado de 34 millones de compradores (ver gráficos), la eliminación de aranceles les otorga un carácter preferencial a los productos canadienses.

“Es muy probable que los cereales canadienses ganen competitividad en el mercado colombiano sobre los estadounidenses. Y no lo causa una decisión nuestra, sino la ley del mercado. Es algo que debería preocuparle a Montana, a Iowa, a los estados cerealeros del centro de EE.UU. que son nuestros proveedores”, comenta Díaz-Granados.

Al mismo tiempo, Colombia sabe que debe transformar su oferta exportadora para cumplir con los estándares de estos dos mercados de “primer mundo”.

Es por eso que el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo anunciará el próximo jueves 31 de marzo su Política de Desarrollo Empresarial, con la cual busca fomentar la cultura de la innovación y la capacitación en los procesos manufactureros del país.

Se trata de un completo paquete de medidas que, a través de propuestas ya formuladas por el actual Gobierno, como la Política de Formalización y la activación de la locomotora de la innovación, más el fortalecimiento de instrumentos que venían funcionando desde la era Uribe Vélez (los incentivos a la inversión extranjera, los sectores de talla mundial, entre otros), y en conjunto con nuevas disposiciones en áreas como formación de precios, infraestructura y regulación, tienen como objetivo que los productos nacionales fortalezcan su presencia en los mercados ya conquistados a través del valor agregado.

Un esfuerzo que, según el ministro, requiere dedicación por parte de los industriales: “Tenemos que entender, por ejemplo, cómo se comporta el consumidor canadiense, qué compra en verano, qué compra en invierno, cuáles son sus patrones de consumo”.

El fin último de este conjunto de medidas no es otro que ampliar a 50 el número de países que le otorgarán, a 2014, entrada preferencial a los productos nacionales. Un objetivo en el que desempeñarán una parte fundamental los acuerdos comerciales en negociación (Corea, Panamá, EFTA —que agrupa a Noruega, Islandia, Suiza y Liechtenstein—) y los que se piensan convenir a futuro: Turquía y la Comunidad del Golfo, Japón, Australia, Sudáfrica, entre otros.

En síntesis, la entrada preferencial a un mercado global de 1.400 millones de compradores potenciales.

Pero todo buen plan tiene contemplado ir paso a paso. Y en el caso del Gobierno, la prioridad sigue siendo lograr la aprobación de la clase política estadounidense para el TLC entre EE.UU. y Colombia.

“En las últimas semanas hemos visto cómo hay cada vez más voces a favor del TLC en el Congreso estadounidense. Nosotros aspiramos que esas voces y el llamado del presidente Barack Obama a consolidar una política bipartidista sean escuchados”, dice Díaz-Granados.


fuente:Redacción Negocios | Elespectador.com

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